Hace ya algunos años tuve la inmensa fortuna de poder dedicarme en cuerpo y alma a mi gran pasión, la literatura, y vivir de ello (que se dice pronto). Algo que me obliga a estudiar continuamente (cosa que adoro porque soy un poquito masoca). Además tuve otro golpe de suerte, empezar a trabajar con alumnas adultas (la gran mayoría de mi alumnado son mujeres y casi todas mayores que yo) con las que aprendo infinitamente más de lo que yo les enseño a ellas.
Con el tiempo, hemos forjado unas redes (Aracne y Atenea envidia nos tienen) que nos arropan y nos dan fuerzas para seguir. Hemos tejido espacios seguros en los que desnudarnos y compartir nuestras experiencias, miedos y anhelos.
En días como hoy me siento inmensamente afortunada. Soy feliz, soy una mujer feliz, el 18 de marzo me voy con tres alumnas-colegas al teatro Arriaga a ver una adaptación del poemario Tres Mujeres de Sylvia Plath. Quá bueno poder compartir estas pequeñas gigantes cosas hermosas de la vida.
Feliz viernes. ❤
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